CURVEANDO
MORINI CORSARO 1200
“Torque, torque, torque…”
Por Deme Gómez
Fotografías Morini
Corría el año 1979. La Meridiana de Barcelona va llena hasta arriba. No me atrevo a pasar entre los coches, soy de pueblo y mi práctica con una moto de carretera es prácticamente nula.
Así de duro fue el estreno con la que sería mi primera moto de carretera, una Moroni 3 y medio Standard. Con el carné de conducir reciente y tres motos de trial gastadas, me fui con mí cuñado a Barcelona para comprar una de las motos que más satisfacciones me ha dado, una sencilla 350 cc.
Las Morini eran motos muy bien consideradas, su cilindrada media (o más bien baja), era una buena opción. Hubiese preferido una Ducati 860 GT, una Moto Guzzi Le Mans o una Norton Comando 850, pero no llegaba el presupuesto.
Desde entonces las Morini poco evolucionaron, apenas una 500 cc y nada más, ahí quedó la cosa.
“Moto di essere”
La industria de la moto italiana avanza imparable ante las atónitas miradas de los cuatro grandes de la moto nipona.
La tradicional casa motociclista italiana Moto Moroni, inicia una nueva época con la constitución de una sociedad anónima formada por dos del los apellidos más importantes del ámbito industria bolones, Berti i Morini.
Los hermanos Berti son ilustres herederos de una importante firma italiana de electrodomésticos, Sinudyme. Tras comprar a Cagiva la marca Moto Moroni, se ponen manos a la obra para resucitar esta emblemática marca bolonesa.
En tan solo tres años, estos italianos han puesto en producción dos importantes modelos, propulsados por el bicilindrico en V más evolucionado y compacto de los últimos años.
Dos ruedas, un chasis, un motor y… ¡dos escapes! Así es la Moroni Corsaro, para que más.
En todo experimento existe un riesgo. Como le ocurriera al famoso Dr. Frankestein, que buscando el resultado óptimo, concibió una criatura desmesurada. La historia se repite, Franco Lambertini mezclando en grandes cantidades dos de los ingredientes más substanciales del motor; “horsepower and torque”, ha creado el alma de la Morini Corsaro 1200, una indomable bestia del siglo 21.
Lambertini entró a formar parte del departamento técnico de Moto Morini en 1970. Desde entonces y hasta ahora, ha contribuido de forma intensa a la historia del motociclismo italiano. Primero con el motor bicilindrico con culatas “Heron” de la mencionada Standard 3 y 1/2, y ahora con el extremado Bialbero Corsacorta de 1200cc que propulsa a la Corsaro.
Si la parte motriz ha sido proyectada utilizando soluciones técnicas innovadoras y originales, la parte ciclista y estilística no iba a ser menos.
El estudio italiano de diseño de motos más codiciado del momento, Marabese Design, fue quien tomó el compromiso.
Teniendo en cuenta el entusiasmo por la tradición, que la fabrica bolonesa evoca, los hombres de Marabese Design casi se vieron obligados a inspirarse en la legendaria Bialbero 250 a la hora de crear la Corsaro 1200.
La combinación de elementos de alta factura, da como resultado una arrogante moto que irradia un aura de sensaciones.
Chasis “Verlichi racing” tipo “treillis” de diámetro variable, basculante asimétrico de aluminio fundido en coquilla de arena, equipamiento ciclista de primera categoría, espectaculares escapes con espectacular sonido y minimalistas fibras de sugerentes formas, son las principales evidencias del refinamiento italiano de esta roadster.
Yo diría que existe un cierto parecido entre algunos de sus principales componentes y los de otras roadsters actuales. Por ejemplo, si miramos de frente la Corsaro, nuestra memoria nos recordará la imagen frontal de una Buell. En el chasis se mezclan formas que recuerdan una Monster y una Speed Triple. La silueta del basculante sugiere el de una Benelli TNT, en cualquier caso, el trabajo realizado por Marabese Design no merece reproche alguno.
El descomunal propulsor, y no precisamente por su volumen, describe una silueta compacta y cuadrada. Su peculiaridad más destacada se encuentra en los dos cilindros, que han sido fundidos de forma solidaria con el bloque motor, contribuyendo a la rigidez del conjunto ciclista.
Este potente bicilíndrico de 1.187 cc de carrera corta (66mm), ha sido bautizado con el nombre de Bialbero, recordando la 250 de GP de 1963, viejos tiempos.
Los valores del banco, confirman el buen trabajo de Franco Lambertini.
Son 140 caballos los que codean fuertemente entre 3.000 y 9.200 vueltas, un importante margen para sacarle buen partido al motor. De todas maneras es un dato lógico, teniendo en cuenta la cilindrada, pero lo más fuerte son sus 123 Nm de par motor (“torque”), en tan solo 6.500 rpm. ¿Será el preámbulo de un “burn-out de un dragster?
Con aire de “muñeca chochona”, la Corsaro irrumpe en las carreteras de forma desafiante. Ciertos comentarios sobre su comportamiento, me hicieron pensar que me encontraba ante una bestia indomable. Todo esto me sonaba más a leyenda urbana que a conclusión de curtido motorista.
El primer encuentro fue de lo más normal, allí estaba ella con se aspecto de gran troyana, esperando sorprender al primer incauto, con intención de decirle por donde hay que ir. El sistema de puesta en marcha es similar al que utilizan las Ducati. Con una ligera presión del botón, el motor de arranque acciona el cigüeñal sin parar, hasta que el motor “igniciona”.
Se trata de un bicilindrico de sangre fría, puesto que necesita algún minuto para conseguir la temperatura óptima de funcionamiento.
Dicen que la primera sensación es la que perdura. Suelto el embrague, el impulso de la Morini es más propio de un tractor con desarrollo de F1, que de una moto homologada. Sortear los obstáculos de la ciudad es mera rutina. Con la velocidad que alcanza en las distancias cortas, te trasladas de un lugar a otro, casi sin darte cuenta. ¡Bestial! ¿Qué pasará cuando me adentre en las profundidades de la montaña?
Bienvenidos al “Dragón Can”.
Me apetecía mucho entrar en materia de curvas, es el campo ideal para cualquier roadster, y como todos sabemos, es donde más se disfruta de una moto.
Enroscar el puño de la Corsaro da un cierto respeto. Su sensibilidad es tal, que deberemos tener mucho tacto en cada milímetro de recorrido del puño derecho, sobre todo en plena curva. La tracción es tan contundente que la rueda trasera entra rápidamente en rebeldía, y no es precisamente por que la parte ciclo no este en consonancia.
Los elementos encargados de absorber las irregularidades del asfalto, son de lo más exquisito. Al igual que su equipo de frenos, compuesto por tres discos Brembo semi-flotantes, máximos representantes de lo mejorcito del mercado. Su potencia es totalmente modulable gracias a unas pinzas de ataque radial, permitiendo que el baricentro limite las inercias producidas por el elevado peso de la moto.
El imponente basculante de doble brazo realizado en fundición de aluminio, lleva el amortiguador Sachs de 130 mm, anclado en su parte superior, en lugar de al chasis. Sistema utilizado por las últimas RR de Honda, una tecnología importada de MotoGP.
La conducción de esta sport-roadster, se hace muy llevadera gracias a una posición casi perfecta. Puede que un pelín alta de sillín, pero teniendo en cuenta la moto que es, casi mejor. El manillar ancho pero sin exageraciones, también ayuda mucho en el manejo de esta bestia peluda.
La sensación de salir catapultado de curva a curva, es excepcional. La Corsaro ataca el asfalto de una manera cruel, los virajes quedan atrás sin más. Si te despistas, te comes una cuneta como nada.
Comparándola con otras V twin similares, pero con menos par y cilindrada, diría que esta moto es muy superior en sensaciones. Solamente gastándote una pasta gansa, se pueden conseguir prestaciones similares con motos homónimas.
En definitiva se lleva por donde quieres, siempre que no te dejes llevar por el afán de querer correr más que ella. Un autentico potro salvaje, que no necesitara de un piloto con talento para los wheeling, ella solita te brindará los que quieras con un simple golpe de gas. ¡Ojo que muerde!
Habitualmente, las roadsters son criticadas por su poca protección aerodinámica. Y yo me pregunto; con lo guapo que es notar el soplo de la velocidad en el pecho y la cara, ¿para que queremos una carcasa ocultando mecánica y cuadro? Los carenados son para los circuitos. Dicho esto, añadiré que la aerodinámica de la Corsaro es sorprendente, a pesar de su diminuta careta, el aire no molesta ni a 170 por hora.
Como dice el refrán, las apariencias engañan, puede que al principio la Corsaro no despierte el suficiente interés, pero cuando la conoces, su atractivo es letal.
ESPECIFICACIONES
Motor
Bialbero Corsacorta 4T Bicilíndrico longitudinal en V a 87º.
4 válvulas por cilindro, 1.187 cc.
Refrigeración líquida.
Potencia máxima
140 CV a 8.500 rpm
Par máximo
123 Nm/12.5 kgm a 6.500 rpm
Caja de cambios
6 velocidades
Suspensiones
D. Horquilla invertida multiajustable de 50/130 mm
T. Mono-amortiguador progresivo multiajustable de 130 mm
Frenos
D. Doble disco de 320 mm. Pinzas de 4 pistones.
T. Disco de 282 mm. Pinza de 2 pistones.
Neumáticos
120/70-17” - 180/55-17”
Distancia entre ejes
1.440 mm.
Peso en seco
198 Kg.
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