11 jun 2007
ROAD TEST- DUCATI SPORT 1000
"Mil kilómetros con una café racer"
Por Deme Gómez
Fotos de Isard Alfonso
Me senté sobre la Sport 1000 y pensé: “¿Con esta moto tengo que hacerme mil kilómetros en dos días?” Pues sí, la decisión estaba tomada. El Classic Racing Revival, que a finales de abril se celebra en Denia, me estaba esperando. No podía fallar, en esta ocasión los organizadores dedicaban el acontecimiento a la mítica marca de Borgno Penitale, Ducati.
La primera y gran duda que se planteaba era dónde y cómo llevar el equipaje. “Está claro, sólo hay un lugar posible”, me dije. “Sobre la espalda”. Busqué en el armario la mochila más adecuada y empecé a tachar de la lista de viaje todo lo imprescindible. Aun así, la mochilita de marras pesaba lo suyo. La mayoría de los motards franceses viajan de esta manera, ¿no? Si a ellos les funciona, no sería tan incómodo.
Cuando salí del parking con la mochila a cuestas y el manillar más lejos que mi destino, un profundo sentimiento de resignación me invadió por completo. Los primeros kilómetros fueron un poco duros, más que nada por que piensas que hay otras formas de hacer largos recorridos. Sin embargo, cuando el trip ya había contado unos 60 kilómetros, la cosa se estaba convirtiendo en un disfrute total. Las extremidades se habían adaptado perfectamente a la postura racing de los setenta, y la mochila, ni la notaba. Además, las Ducati te permiten llanear de una forma única. En el argot ducatista, se denomina “ducatear”.
El tiempo apremiaba y Denia aún estaba lejos, no me quedaba más remedio que optar por el recurso rápido, la autopista. Muchos pensarán que vaya locura, pero las motos son como son y las carreteras también, y como no podemos tener una para cada cosa, pues a darle gas a la Ducati.
Sinceramente, me gustó ducatear por la autopista. Vas en quinta a ciento y muchos por hora, con el tacómetro marcando tan solo 5.000 vueltas, y resulta que aún queda la sexta por meter. La engrané y ¡Borrrrrrooooouuuuum!, la Ducati Sport 1000 se lanzó como una locomotora imparable. El “pomponeo” del bicilindrico made in Ducati, te empuja por detrás de una forma acosadora.
Durante las inevitables paradas técnicas, cada 200 Km, percibí que alguien nos estaba observando. Evidentemente, no era a mí a quien miraban. Lástima, por que la rubia del mono volumen estaba de muerte. Es tal el atractivo de la Sport 1000, que pocos quedan inmunes a sus encantos. Tanto es así, que en uno de los peajes, se formó una cola importante a causa de la larga conversación que mantuve con la chica de la cabina. ¡Quién me iba a decir a mí que a estas alturas aún seria capaz de flirtear con una bella cajera de autopista! No nos engañemos, toda la culpa fue de esta Ducati amarilla.
Nada más llegar a Denia, fui de inmediato al hotel. Allí me aguardaba una agradable sorpresa, encontré a los personajes más carismáticos de la reunión ducatista junto a la puerta principal. Ricardo Fargas en persona - nada menos que el invitado de honor -, dio su bendición a la Sport 1000. Todos babeaban, fue un momento muy especial. La Ducati Sport Classic mereció todo tipo de comentarios…, también un servidor, pero en mi caso por atreverme a hacer un trayecto así con semejante moto. Quizás cueste de entender, pero repetiría la experiencia sin pensarlo dos veces.
Una gran cantidad de Ducatis clásicas de carreras invadía el bonito paseo de Denia al día siguiente. Y allí, entre todas ellas, la Sport 1000 continuaba causando expectación. Fue todo un gustazo deleitarse con motos de tan diversas características. Multitud de preparaciones para carreras, con el clásico monocilindrico de 450 cc, Scrambler, Road, 24 Horas, 750, 900, etc.
Cuesta describir con palabras lo que se siente cuando una Ducati pura sangre de carreras, arranca su mono o bicilindrico. El bullicio feriante queda totalmente eclipsado por una larga secuencia de contundentes acelerones. Junto al puerto, y entre Ducati y Ducati, chipirones, calamares, pescaditos… y, por supuesto, unas botellas de blanco bien fresquito. ¡Esto es vida!
Por la tarde, todas estas maravillas de los circuitos se iban a ver las caras en un pequeño trazado urbano. La sonrisa de felicidad de sus propietarios, se vislumbraba dentro del casco. Era evidente que no se trataba de una carrera, pero más de uno le puso las mismas ganas que compitiendo de verdad.
El regreso siempre se hace difícil, cuesta arrancar y dejar atrás amigos y vivencias. Por suerte, la Ducati Café Racer me ayudó a abandonar el bonito paisaje de la Marina Alta.
Esta vez no iba a chupar tanta autopista. El problema está en trazarse una ruta coherente. Unir dos puntos del mapa peninsular pasando por carreteras atractivas y sin dar una vuelta excesiva, es tarea bien difícil. Sobre todo, si hablamos de viajar entre Levante y Cataluña. Te tropiezas con la nacional a cada momento, y en alguna ocasión, te meten por narices en la autovía de turno. Total, que no sabes dónde estas ni a dónde vas. Además, en la Sport 1000 es difícil colocar una bolsa sobre depósito con mapa, a no ser que tu barriga sea tan estrecha que con el pulgar y apretando el ombligo, llegues a tocarte las costillas.
Con la Ducati Sport 1000 disfruté de lo lindo. En curvas rápidas se aguanta bien, aunque un tanto ligera de dirección. No le vendría nada mal un amortiguador de dirección, como el que monta la Paul Smart. Un poco blanda en mitad del viraje. Es quizás el único punto dudoso en esta moto, pero como dice el refrán: para gustos, colores. Ducateando por curvas de menor radio, la Café Racer italiana se comporta a su manera metiéndose mucho de adelante, tienes que dejarla entrar a ella solita. Las mujeres primero, por favor.
Sobre una Café Racer eres diferente, te ven pasar como un loco pero no te critican, te envidian. Circular por la ciudad, cuesta menos de lo que parece. Gira poco, pero se compensa con su ligereza de dirección. Y para acabarlo de arreglar, las marchas son tan largas que parece que lleves un cambio de relación cerrada, tipo de carreras. Por eso se me caló alguna que otra vez, es mejor tirar un poco de embrague. Pero, que conste, estos detalles únicamente se aprecian circulando despacio entre coches.
Otra cosilla a tener en cuenta, son los acelerones bruscos entre semáforo y semáforo… ¡casi me como un “tasisss”!. Enfurecí con la parsimonia de algunos, y cuando abrí gas para rebasarlos, pues, eso, casi me los meriendo. Esta moto se encabrita antes de que te puedas dar cuenta, y sin apenas aumentar el rumore. Ideal para los adictos a la adrenalina.
Para los nostálgicos de lo bello
La Sport 1000 es un rediseño de la Sport 750 de 1973. Aquella Café Racer, era un paso intermedio entre la GT y la Super Sport que cautivó a muchos jóvenes de los setenta. No es de extrañar que ahora Tarblanche recupere la esencia de la marca para que los nostálgicos amantes de lo bello, sientan el placer de rodar sobre una leyenda viva.
Definida como una autentica Café Racer, la Sport es un caprichoso juguete que hará babear al más escéptico. Se produce en tres colores distintos, amarillo ocre con banda negra, como la antigua 750; negro lucido con banda blanca, y rojo Ducati con banda blanca.
Técnicamente poco varía de la Paul Smart, es en el apartado de suspensiones donde más se notan las diferencias. La Sport monta horquilla invertida Marzocchi sin posibilidad de ajuste, y monoamortiguador Sachs.
Los retrovisores anclados en los extremos de los puños del manillar, forman parte importante de la estética retro de la moto. Al principio cuesta acostumbrarse, no son muy adecuados para peinarse, tienes que agacharte mucho para verte. Mirar atrás no es que sea muy necesario, pocos vehículos nos van adelantar...
La óptica, al igual que los intermitentes y piloto trasero, también están inspirados en su predecesora. Los acabados del motor siguen la misma línea de diseño, combinando las tapas laterales y de distribución en color negro con la tapa de embrague cromada y cárteres de aluminio.
Las terminaciones generales de esta Sport Classic son buenas y la sensación de robustez se percibe por doquier.
En referencia al motor, que nadie me pregunte por los caballos, las cifras cada vez tienen menos sentido. Es un tiro en cualquier punto del gas, su par es contundente y cocea como un potro salvaje cuando le das calor. El traqueteo del embrague le da mucha personalidad, aunque estaría menor si fuese un poquito más discreto.
El Ducati DS 1000 cuenta ya con muchos adeptos. En fábrica, cada vez son más los modelos que lo montan, y es el propulsor Ducati más solicitado por firmas que no disponen de motores propios.
Sensaciones y más sensaciones, así es la Sport 1000. Aun hoy, me preguntan por aquella moto tan bonita de color amarillo.
La Cati en otras manos
Por Carlos Gómez
Domingo por la mañanita, me despierto temprano, a las 09.00 h, eso para un domingo es mucho madrugar. He quedado con Deme para ir a buscar a Cati, Ducati, en concreto la Sport Classic. Cojo la bike y me voy a dar un garbeo, una vueltecilla con algunas curva de por medio.
Me subo y… la Sport Classic tiene una posición muy radical, más incluso que alguna de las deportivas actuales. En parado y echándole un vistazo, no está nada mal, ciertamente es bonita, aunque algunos detalles los cambiaria.
Una vez en marcha, no encuentras los retrovisores…, pero sí, están en los contrapesos de los semimanillares, y cuando los miras a quien esperas ver detrás de ti es a Too Fast Eddie, Pepe Bayeta, El Estripador y Jou Cromwell, el equipo del Joe Bar al completo. Esta Ducati no desentona entre las motos del Joe Bar Team, pero lástima, no, no son ellos quienes te acompañan, sin embargo… ¡¡nadie nos prohíbe soñar!!
Como buena italiana, esta Ducati no se deja llevar dulcemente, debes obligarla en las curvas. No es tan “suave” como las japonesas, pero es encantadora. A pesar de tener menos de 100 CV, el motor es brioso, alegre y empuja bastante bien. Tal vez esperaba algo más de patada, pero para nada me ha decepcionado; de frenos, a mi parecer, va un poquito justa, pero la retención del motor también ayuda, así que no me quejo.
La verdad que es una moto ideal para dar un garbeo tranquilo y disfrutar de algo diferente sin pagar un precio prohibitivo, y Ducati es... ¡Passione!
LO BÁSICO
Motor
992 cc. Refrigerado por aire
4T Bicilíndrico en V a 90º Desmo SD
2 válvulas por cilindro
Par máximo
9.3 kgm a 6.000 rpm
Potencia máxima
92 CV a 8.000 rpm
Caja de cambios
6 velocidades
Suspensiones
Horquilla invertida Öhlins/Marzocchi 43/120 mm
Monoamortiguador lateral Öhlins/Sachs 130 mm
Neumáticos
120/70-R17” - 180/55-R17” Pirelli PHANTOM
Peso en seco
179 kg
www.ducati.com
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